Fecha: 18 de Junio de 2016
Lugar: Río Barbellido, Ávila (Castilla y León)
Objetivo: Salmo Trutta
Equipo: Flyfishing

Crónica

Un año después de compartir jornada en el Cabriel, Antonio, su hermano Miguel Ángel y yo volveríamos a coincidir para pescar esta vez en la sierra de Gredos, en el río Barbellido (Ávila). Sería esta la segunda ocasión en la que me acercaba a este magnífico paraje, pero la primera como pescador. Sus aguas me eran conocidas gracias a una visita hace ya más de cinco años, pero por aquel entonces no había comenzado aún mi andadura como pescador de aguas continentales, y mucho menos como pescador a mosca. Dos aproximaciones tan distintas a un mismo lugar aquella primera vez de esta pasada experiencia. Es increíble como la faceta de pescador hace que “miremos” un río, en lugar de simplemente “verlo” cuando acudimos a sus orillas. En cierto sentido, aunque ya sabía del Barbellido, esta era en realidad la primera vez que me acercaba a conocerlo.

Por delante nuestra nada más y nada menos que 9 kilómetros de coto por explorar. Nos “sobraron” 8.4 de ellos. Y no porque no tuviéramos intención de batir ningún récord en ese sentido, sino porque desde nuestra aproximación inicial a sus aguas, en la zona baja del tramo, fueron muchas las posturas que encontramos, y también ciertamente muchas las capturas que conseguimos. Yo personalmente hacía ya tiempo que no conseguía “perder la cuenta”… algo que en mi caso está más relacionado con un “estado mental” de satisfacción o plenitud con la jornada, que con el apartado meramente cuantitativo (perdí la cuenta, si, pero no fueron 30 o 40… no se si me explico). Si bien es verdad que el tamaño de las capturas cumplía a la perfección con las expectativas de un tramo de montaña.

Así nos sorprendería el paso del tiempo, rápido, apenas unos pocos cientos de metros recorridos y con la hora del bocadillo ya encima. En el balance hasta ese momento, las truchas del Barbellido manifestaban mucha más actividad bajo el agua que sobre ella, siendo a ninfa donde conseguiríamos la mayoría de las capturas. No obstante, eran muchas las ganas de poder cambiar “a seca”, tras una temporada cargada de lluvias y ríos “altos”… y esta jornada en Gredos sería para casi todos nosotros prácticamente la primera en la que las pintonas entrarían a nuestras efémeras y tricópteros (siendo estos últimos muy productivos en las chorreras). Aún así no subían francas a tomar la mosca, y las pequeñas pintonas se lanzaban a toda velocidad sobre las imitaciones, pero embocando tímidamente, y no concediendo más que una única oportunidad. La subida no se repetía en la mayoría de las ocasiones.

Antonio sería el encargado de cobrar la pieza de mayor tamaño, en un tablón que daba cobijo a una tremenda poza, de esas con fondo negro y donde la luz del día no llega. Una magnífica captura a seca, viendo aparecer la trucha desde las profundidades para hacerse con su imitación. Haríamos más intentos en la misma, tanto a seca como a ninfa, pero el “momento” que el Barbellido estaba dispuesto a regalarnos ya había sido concedido.

Las bogas también harían su aparición, concentradas en algunas corrientes, tomaban las ninfas con total decisión lance tras lance, dejando claro que no iban a permitir competencia alguna. Mensaje captado y necesario por tanto moverse a la siguiente postura para poder reencontrarnos con las fario.

La jornada tocaba a su fin, como siempre de forma algo más prematura para los que tenemos que deshacer la kilometrada de vuelta a casa. Un magnífico día en los que la compañía, el paisaje y la pesca van de la mano para ofrecer una jornada para el recuerdo. Momento para charlar tranquilamente con Antonio y Miguel Ángel durante el viaje de regreso, haciendo balance de la experiencia y revisando las siguientes citas que todavía tenemos juntos por delante en esta temporada 2016.

Resultado

De nuestro lado: La magnífica sensación de “perder la cuenta” de las capturas y poder por fin realizar los primeros lances a seca “efectivos” de la temporada.

De lado del Barbellido: Se guarda para sí todavía muchos metros (kilómetros en realidad) por descubrir… tal vez nos perdimos las mejores posturas… quien sabe :) En cualquier caso, una muy buena motivación para repetir (un «negativo» positivo)

Conclusiones

Lo bueno: Re-descubrir un río y su paisaje, a través de los ojos de la pesca. “Ver” donde antes solo “miraba”. Y por supuesto la siempre grata compañía de Antonio y Miguel Ángel.

Lo malo: Seguían muy duras a seca. Subidas poco francas, y de una sola oportunidad.

No dejéis de leer también en PescataMinuta la crónica de esta jornada según Antonio Cenamor.