Etiquetado: flyfishing

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Viaje de Pesca – Polonia, río Dunajec (I)

Viaje de Pesca a Polonia

Siete días, siete, completamente dedicados a la pesca a mosca. La premisa ya era increíblemente atractiva por si sola. Al menos para alguien como yo que nunca antes había conseguido empalmar siquiera dos días de pesca consecutivos. El destino: Polonia. Durante toda una semana pudimos acompañar a Dani García (Adams) a la región sudeste del país donde se encuentran los ríos Dunajec y San, un referente internacional de entre los destinos de pesca a mosca ubicado en el maravilloso entorno natural de los Cárpatos. Un viaje alucinante cargado de naturaleza, paisajes montañosos, compañerismo, risas… y ¡pesca a mosca!

En esta primera entrega de las crónicas sobre Polonia, iremos primero al sur de Cracovia, hasta el pie de los montes Pieninos, donde le daremos el encuentro al río Dunajec.

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[Flytying] «Deer hair + Foam» caddis

Flytying - Deer hair + foam caddis

© David Díaz, 2018

Tratando de buscar un tricóptero con buena flotabilidad que permita usarse como «indicador» de un tandem seca-ninfa, pero sin descuidar un «look» atractor que le otorgue protagonismo en todos los lances.

La receta:

  • Pelo de ciervo para las alas (tejadillo).
  • Foam para formar el abdomen, que no ataremos a lo largo de toda la tija del anzuelo (solo la primera 1/4 parte, o algo menos).
  • Tinsel verde para dar color y brillo a la parte inferior del abdomen «flotante».
  • Liebre a la altura del tórax para crear las patas.
  • Anzuelo sin muerte, siempre.

El Gándara, Jose y yo

Flyfishing Río Gándara (nymphing)

Fotografía: Río Gándara / © David Díaz, 2018

La humedad entraba en mis pulmones con cada bocanada de aire, cargada del aroma a tierra mojada. El cielo tenía el color del acero, pero aquí abajo, en el río, el verde de los árboles y de los helechos lo envolvía todo. Las gotas de lluvia repicaban sobre el tejadillo de mi gorra negra —una de esas Nike dri-fit que transpiran de maravilla—, y la llevaba a su vez cubierta con la capucha del chubasquero, dejando solo asomar la larga visera.  Descansaba sentado sobre una de las muchas rocas que había salpicadas por todo el río, una próxima a la orilla. Tenía las piernas dentro del agua hasta casi la altura de las rodillas. Las botas y el vadeador me mantenían seco, y me relajaba mirando los chorros de agua cristalina y las corrientes que arrastraban río abajo las hojas y los anillos concéntricos creados por el impacto de la lluvia. Al incesante murmullo del río se sumaba, desde ambos lados del desfiladero, el sonido de la vegetación que era abatida por el aguacero.

Jose estaba en mitad del río, de pie, refugiado dentro de su impermeable verde. Hacía derivar un perdigón por entre los chorros, remontándolo una y otra vez río arriba con un movimiento de puntera de su caña. Estaba totalmente concentrado en su mecánica, esa que parece simple y aburrida, excepto a los ojos de un compañero pescador. Mientras con una mano guiaba la caña para seguir la deriva de la ninfa, con la otra sujetaba con delicadeza el hilo, dejándolo así conectado con su sistema nervioso. Resultaba evidente su estado de alerta, de predisposición, ante la posible picada de un pez.

Efémera / Ephemeroptera

Fotografía: Ephemeroptera (Baetis fuscatus) / © David Díaz, 2018

Sentado en aquella roca, ya me había convencido de que las truchas estaban ausentes. Las habíamos visto cebarse aguas abajo de la presa, en el coto. Pero aquí, en la zona libre, podía percibir aquel vacío. Jose y yo no habíamos intercambiado una sola palabra en los últimos diez minutos. Habíamos estado remontando el río durante un par de horas, probando suerte en todos los chorros y pozas. Ni una picada. Ni una sola sombra fugándose veloz a nuestro paso. Cruzábamos las miradas, y nos encogíamos de hombros. Tuve la sensación de que nos habíamos colado sin invitación. Aquel era un lugar mágico en el que uno no podía irrumpir sin más. Me pareció que así me lo echaban en cara algunas criaturas del Gándara que se acercaron hasta donde yo estaba, mientras Jose, incansable, rebañaba todos los rincones de la postura. Supongo que una vez hechas las presentaciones, y declaradas las buenas intenciones, podremos volver otro día y disfrutar de mejor aceptación. Espero que ocurra pronto.

Babosa (Arion ater)

Fotografía: Babosa (Arion ater) / © David Díaz, 2018

Emergente «pardón» en comparadun

Emergente "pardón" en comparadun (pelo de ciervo)

Fotografía: Emergente «Pardón» en comparadun (pelo de ciervo) / © David Díaz, 2018

Receta

Para el cuerpo podemos utilizar cualquier seda «amarronada», brincando el mismo con hilo de color amarillo «huevo» (u otro que genere buen contraste para marcar los segmentos del abdomen). La exhubia en este caso es una mezcla de Flyrite #34 y seda marrón oscuro (para aportarle algo más de consistencia). El tórax y la cabeza se realizan con el mismo Flyrite. Y, por supuesto, las alas con pelo de ciervo natural, que será lo primero que coloquemos sobre el anzuelo durante el montaje (a una distancia aproximada de 1/3 de tija desde el ojal… tal vez un poco menos).

El anzuelo de este montaje es un TMC 100 #14.

 

Emergente "pardón" en comparadun (pelo de ciervo)

Fotografía: Emergente «pardón» en comparadun (pelo de ciervo) / © David Díaz, 2018

Flyfishing Radio

flyfishingradio.com

Inmersos como estamos en el mundo de las redes sociales —o mejor dicho, atrapados—, en las que la velocidad y brevedad priman, donde los contenidos se vuelven extremadamente efímeros y caducan rápidamente perdidos en el fondo de los muros o de los “timelines”, proyectos como el de Mikel Coronado son un auténtico rayo de luz en la escena nacional de la pesca a mosca.

Flyfishing Radio es un podcast especializado, un programa de entrevistas que viene a demostrar que formatos “clásicos” como el radiofónico siguen manteniendo una fuerza comunicativa difícilmente reemplazable. En cada episodio, de unos 20 minutos de duración aproximadamente, Mikel nos ayuda a conocer mejor a los pescadores influyentes de nuestro país y a los profesionales del sector. Una extraordinaria manera de conocer la actualidad y revisar la historia reciente de la pesca a mosca en España.

https://flyfishingradio.com/

Emergente Faisán y CdC

Emergente Faisán y CdC

Fotografía: Emergente (Faisán y Cul de Canard) / © David Díaz, 2017

Receta

Cuatro o cinco fibras de pluma de faisán para realizar los cercos y el abdomen. Un poco de dubbing de liebre color «oxido» nos servirá para crear el tórax. Y cubriendo al mismo, un par de plumas de «cul de canard» forman el saco alar. Rematamos la cabeza usando unas pocas fibras de «CdC» —formando un collar— para aportar movilidad a la imitación, sobretodo por la parte inferior, insinuando unas «patitas».

Emergente Faisán y CdC

Fotografía: Emergente (Faisán y Cul de Canard) / © David Díaz, 2017

 

Cuaderno de Pesca: Tera 2017

Fecha: Abril de 2017
Lugar: Río Tera, Zamora (Castilla y León)
Objetivo: Salmo Trutta

La temporada truchera ha sido tremendamente irregular, tanto en lo personal —muy pocas jornadas— como en lo climatológico: ríos con poco caudal debido a la sequía, pero con aguas frías; un buen cocktail para tal vez explicar el comportamiento tan raro —apático— de los peces. Esta crónica en el Tera, de mediados de Abril, sigue al pie de la letra con este guión general de la apatía.

Una sola visita haría durante la temporada 2017 al río zamorano, y sería en un tramo hasta ahora desconocido para mí. El escenario era ideal para pescarlo “a seca”, pero el poco caudal había convertido en una gran tabla de aguas paradas la mayoría del curso. Eso, unido a no ver ninguna cebada en todo el día, hizo parecer al Tera un río “muerto” en superficie. Ante la imposibilidad de pescar siquiera “al agua”, recorrí todo el tramo de punta a punta —6km en total—, para localizar corrientes y pozas donde probar con las ninfas. Pocas fueron las posturas de este tipo en esta zona del río, aunque sería ahí donde dieron la cara las fario a cuenta de los perdigones. No muchas y de pequeño tamaño —alguna realmente preciosa— salvaron la jornada del bolo. La caja de las secas, intacta.

trucha del rio tera (zamora)

Fotografía: Pequeña trucha fario del río Tera / © David Díaz, 2017

Flyfishing Commando (Río Dulce)

Han pasado casi dos años ya de esta captura, y es evidente que será de esas que recordaré el resto de mi vida. No por ser una trucha trofeo – la eterna obsesión en las redes sociales -, sino por lo difícil de la postura, del lance y, más aún, por la complejidad para llevarla a buen puerto (a la sacadera, claro).

Trucha del río Dulce / Trout from the "Dulce" River

 

Era mi primera visita al río Dulce, y el estiaje hacía estragos en casi todo el tramo. Pateando el río en busca de opciones, llego a una zona en la que el cauce se estrecha, encajonándose de tal manera que el nivel de las aguas alcanza proporciones decentes para albergar ejemplares “majos”. Por un lado – la orilla opuesta – la vegetación forma una pared infranqueable, y las ramas se extienden sobre el río. Por mi vera, más vegetación, aunque baja, dejando como única opción la de colocar la mosca a punta de caña, como mucho.

Ante tal panorama, pescar al agua me resulta extremadamente costoso, y me limito a buscar actividad. Hasta que la encuentro. Una trucha patrulla tranquilamente en las aguas paradas, tomando los insectos que caen a la superficie. Repite su ronda, circular y en sentido horario. La observo agazapado tras un arbusto, mientras evalúo mis opciones:

  • Solo puedo colocar mi trico usando la puntera de la caña. “Lanzando” con el metro y medio de bajo que asoma.
  • Si ve el lance, estoy perdido. Tendré que lanzar cuando haya pasado de largo, esperando que vuelva a repetir su ruta y encuentre mi mosca.
  • Si toma la mosca, ¿cómo la lucho y la llevo a la sacadera? Desde orilla no tengo opciones, demasiadas ramas. Tendría que saltar – literalmente – al agua. Un rápido vistazo y estimo profundidad hasta la cintura, puede que algo más. Por si acaso, localizo un lugar sobre el que poder saltar junto a una rama que me pueda servir de asidero si mi “ojímetro” me engaña.
  • Tres metros por arriba de mi posición, un tronco atraviesa sumergido el río… si la trucha decide huir en su dirección, tendré que estar muy rápido para hacerla cambiar de opinión.

Pues con el plan trazado, solo queda ejecutarlo. De nuevo patrulla junto a mi lado de la orilla, espero que me sobrepase, y lanzo el trico por encima de los arbustos. No veo donde está ahora. El trico no se mueve, y yo me quedo como una estatua esperando que no haya visto mi lance, y que la puntera de la caña parezca otra rama cualquiera. Los segundos, eternos, pasan hasta que la veo aproximarse de frente, siguiendo su patron horario religiosamente. Algo la incita a modificar su cadencia, levemente. Ha visto el trico y se dirige hacia él sin ninguna duda, sin prisas. Con toda confianza toma el señuelo.

 Y comienza la locura. Paso la caña por encima de la vegetación mientras salto al agua, pegado a la orilla. Acerté con la profundidad (un problema menos). Como una endiablada vuela de un lado para otro, pues al saltar al río compartimos apenas unos pocos metros cuadrado juntos. Necesito frenarla al menos dos veces para evitar que se meta bajo el tronco. Tengo suerte y no parto. Ya con la sacadera en la mano, no creo que pueda tener muchas más oportunidades. Tiro hacia mí y coloco la red sin vacilar. ¡Dentro!

Y por si mi vejez, u otras futuras capturas de ensueño aún por llegar, me fuera a privar la memoria de este hermoso recuerdo, escribo esto, junto a una foto y el vídeo del lugar, la captura y su suelta, por supuesto.

La primera trucha del 2017

La primera trucha del 2017

La primera trucha de la temporada nos coloca de nuevo en escena

Fecha: Abril de 2017
Lugar: Guadalajara (Castilla La Mancha)
Objetivo: Salmo Trutta

Que la primera trucha del año es siempre una captura especial, no es ninguna afirmación extraordinaria. Todos los que vamos contando los días en el calendario para la apertura necesitamos de ella para consumar la vuelta al río. Y si ésta no llega en la primera jornada, las ansiedad se dispara. Y las redes sociales, llenas de primeras capturas por aquí y por allí, no hacen sino amplificar ese deseo – ilusión – de volver a sentir esa tensión al otro extremo de la línea.

No me sorprende que fuera precisamente en aguas de la Alcarria, que tan buenas jornadas me regala, donde tuviera lugar el reencuentro con las pintonas. Y eso que la mañana fue tremendamente dura. Con tres grados centígrados, el frío iba a ser el único protagonista que hizo acto de presencia. La actividad era nula, no se divisaba ninguna trucha, y los perdigones se paseaban por el río sin pena ni gloria. En el afán de profundizar las ninfas lo máximo posible, y llevarlas al “límite” de las mejores pozas y posturas, una buena parte de ellas se quedarían en el río, y todo ello sin provocar ni la más breve picada.

Las horas avanzan, y el sol calienta ya lo suficiente para empezar a sudar en caso de no deshacerse de las capas de abrigo. Ha pasado casi medio día y atrás quedan las posturas que normalmente me dan resultado. La sombra del bolo hace acto de presencia. Salgo del río y decido pasear aguas arriba, para intentar localizar alguna trucha aprovechando la altura del terreno. En una vena de corriente, entre la vegetación y la orilla, una trucha en superficie realiza breves desplazamientos para comer lo que el río le lleva. Imposible posicionarse por delante sin ser visto, y tampoco desde atrás (la zona no es vadeable, solo puedo lanzar desde fuera del agua). Para rematar, apenas un par de metros delante de ella un pequeño árbol hace de obstáculo. Como la cosa no está para desaprovechar ocasiones, decido intentar el lance desde la orilla atrás del árbol. Me acerco sigiloso, la veo entre las ramas. Despliego bajo y muy poca línea (la distancia no da para más) sobre el agua del río. Realizo un lance horizontal para pasar el bajo de línea por entre el agua y las las ramas, y coloco la pequeña Klinkhammer para que derive por delante de la trucha, algo desplazada a la izquierda. Al pasar junto a la fario esta se gira hacia atrás para tomarla sin vacilar. La primera de la temporada.

Trout on the fly

Estas pequeñas arreglaron una jornada de la mejor manera posible, con sus subidas frenéticas.

Y como si hubiera sido ésta la llave que abre las capturas de la temporada 2017, durante el resto de la tarde se repetirían más capturas, todas a secas. Pese a no verse cebada alguna, las subidas de infarto en las chorreras y corrientes era una constante. Tanto la klinkhammer como un pequeño trico de CdC conseguirían darle la vuelta a la jornada y enseñarme una gran lección. Jamás habría apostado por este resultado antes de ir al río, y mucho menos al medio día, tras esa dura mañana sin actividad en el fondo paseando ninfas sin resultado alguno.

Trout on the fly