Etiquetado: lance

Consejos para hacer un buen lance rodado

Simon Gawesworth (RIO Brand Manager)

Simon Gawesworth (RIO Brand Manager)

Es evidente que «el rodado» es un lance imprescindible que todo pescador a mosca debe saber ejecutar si quiere afrontar con éxito todas esas posturas en las que la vegetación de ribera hace imposible un lance trasero. Aunque otra cosa bien distinta es dominarlo, bajo ningún concepto deberíamos renunciar a ello. La distancia de lanzado es un juez implacable a la hora de evaluar nuestras capacidades reales, y la frustración de no poder alcanzar esos dos o tres metros adicionales donde se está cebando la trucha es un buen estimulante para volver a repasar la teoría, practicar y, por supuesto, tomar la decisión de recibir clases de lanzado de manos de un profesional —este es mi propósito de año nuevo, que pienso cumplir—.

Al final de la pasada temporada, tras sufrir una buena lección de humildad en cuestiones de lanzado, no pocas veces he vuelto a repasar la bibliografía de casa. Primero consultando a Mel Krieger, en La esencia del lanzado a mosca, luego a Manuel Iglesias, analizando los videos y explicaciones de El lance práctico en la pesca a mosca, y por supuesto, estudiando todos los videos que encontraba en Internet. Uno que he visto recientemente, de la mano de Simon Gawesworth (RIO Brand Manager), creo que sintetiza muy bien la teoría y factores clave para realizar un buen lanzado:

  • Traslación y rotación: posición inicial del brazo, movimiento de traslación hacia delante, y luego parada, rotación, parada.
  • Línea detrás del cuerpo: cuanto mayor es la «D» formada por nuestro cuerpo y la linea que nos queda detrás, mayor velocidad de salida.
  • Ángulo entre la línea que viene deslizándose sobre el agua y la caña: cuando estamos formando la «D», la línea debe dirigirse hacia nosotros de forma que, al lanzar, la caña quede paralela —y próxima— a la misma. Es decir, debemos conseguir que la línea deslice hacia nosotros en la misma dirección en la que pretendemos lanzar —pero en dirección opuesta, lógicamente—. La línea debe ocupar el lado externo, y la caña debe proyectarse durante el lance delantero por el lado interno —próximo al pescador—. O visto de otra manera, tenemos que evitar a toda costa que las trayectorias que describen en ambos sentidos la línea y la caña lleguen a cruzarse, tanto delante como detrás de nuestra posición.

 

 

Y tanto si con estos consejos —y práctica— alcanzamos esos metros adicionales, como si no, en cualquier caso nos servirá para llegar más preparados ante el instructor de lanzado, y sacar más partido a las clases.

El Lance Práctico en la Pesca a Mosca

El Lance Práctico en la Pesca a MoscaTítulo: El Lance Práctico en la Pesca a Mosca
Autor: Manuel Iglesias
Editorial: Sekotia
Colección: A Mosca
Formato: 210 x 225 cm,
Número de páginas: 74 páginas
Material adjunto: curso visual en DVD
ISBN: 978 84 96899 07 0

En la era de Internet, con todos los recuros on-line disponibles, ¿merece la pena comprar un libro como este? O es mejor estudiar los inagotables videos y tutoriales de la red? Hay algo extraño, viciado, en nuestra sociedad que nos conduce a este dilema en muchas ocasiones. Una mezcla entre la cultura de lo gratuito, que damos por sentado que conforma la base de Internet, y el estúpido mensaje de que lo electrónico, lo digital, tiene forzosamente que acabar con todo lo existente.

Si, claro que merece la pena adquirir «El Lance Práctico en la Pesca a Mosca». Y mucho. Primero de todo, porque el dilema planteado no refleja mas que un prejuicio, y no una duda objetiva. Amén de que casi siempre dejamos fuera de la ecuación la variable esfuerzo/tiempo invertido en la investigación autodidáctica surfeando por la red. Hacer el ejercicio de «monetizar» nuestro tiempo libre invertido – como hace cualquier empresa – es algo revelador a la hora de tomar una decisión sabia. Pero fundamentalmente porque con este libro cualquiera puede aprender lo básico del lance a mosca (yo lo conseguí, ergo…). ¿Y acaso no es ese el objetivo que buscamos?

El libro avanza desde lo más fundamental en el manejo de la caña, hasta las técnicas más avanzadas que podrán tanto ayudarnos a salir del paso en situaciones complicadas como a realizar buenas presentaciones. Ojo, no hay magia, no estoy diciendo que despues de leer el libro ya se sepa hacer todo lo expuesto (¡ojalá!), sino que los lances se explican de manera clara, directa y concisa; justo lo que necesitamos para inmediatamente poner en práctica los ejercicios. Práctica, práctica y más práctica, durante lo que nos pueda quedar de vida mosquera… Diría que es un arte bastante similar al de tocar un instrumento musical: nunca se practica demasiado, nunca es suficiente, siempre se aprende más.

El valor añadido que aporta su autor – Manuel Iglesias – respecto al resto de libros similares, es tal vez la clave del éxito del libro. A parte de su experiencia y las claras descripciones para realizar los lances, el DVD con los videos de todos los ejercicios cierra el círculo. Si hay alguna duda sobre el lance/ejercicio que estamos leyendo, sobre su ejecución, sobre el resultado esperado, quedará disipada al ver el video.

Conclusiones de un novato

Cuando decidí iniciarme en la pesca a mosca, tenía claro que aprender y practicar el lanzado iba a ser algo que requeriría esfuerzo, práctica y paciencia. Si bien tengo pendiente buscar alguien con experiencia que pueda ayudarme a mejora y asentar las bases, adquirir un método de autoaprendizaje como este es un requisito mínimo y necesario. Tras leer la secciones básicas del lanzado, no sin cierto miedo y preocupación, me encaminé directo a unas lagunas cercanas – zona amplia y despejada – donde conseguí despues de tres horas de prácticas, ejecutar lances con mi flamante nueva caña de pesca a mosca.

Luego desde mi experiencia no puedo más que recomendar este libro a aquel que quiera iniciarse en el lance a mosca a través del autoaprendizaje, dejando también claro que el libro aporta mucho más que una simple iniciación. Es un libro sobre el que volver una y otra vez, una referencia para comprobar de vuelta del río si hemos estado ejecutando bien los lances, consultar las opciones que tenemos para superar las dificultades experimentadas durante la jornada de pesca, o ir avanzando hacia ejercicios más complejos. Y en última instancia, nos dará los conocimientos necesarios para buscar en Internet esas «clases extraescolares» que no vienen en el libro, racionalizando el tiempo invertido, sabiendo que buscar, en lugar de dar palos de ciego cuando en realidad necesitamos una guía secuencial, ordenada, que nos ayude a despegar.

Lance practico en la pesca a mosca (+DVD)

Flyfishing: Día #1

Primeros lances a mosca

Y por fin, después de tanta búsqueda de información y consejos, y de adquirir el equipo mínimo, uno tiene que ponerse manos a la obra y «lanzarse» a sí mismo, como si de la mosca se tratase… si. Ya ha sido demasiada teoría, esto, como practicamente cualquier habilidad en la vida, solo se consigue a base de práctica. Ya vamos con retraso suficiente como para permitirse más lujos al respecto.

Ahora que estoy escribiendo estas líneas puedo decir que el resultado es muy positivo: alentador y cargado de entusiasmo. Pero desde luego el principio ha sido duro. A un lado dejaré el infierno que me suposo llevar a cabo el famoso nudo «nail knot» para atar el bajo cónico a la línea… no le quiero dar «más vueltas» (jeje, humor sin límites) y dejarlo simplemente como algo resultante de la falta de práctica con el susodicho; varias decenas de videos y otros tantos de fotos paso a paso… pero nada, el jodido acababa hecho una maraña justo al retirar la «aguja» al final del todo… Me olvidaré por ahora, si, hasta el día que tenga que hacerlo a pié de río, claro… ya me acordaré, ya.

Hay muchos demonios entorno a la pesca a mosca. Desde fuera, parece complicado, y si encima algún compañero también te dice que tiene el equipo, pero que ha desistido porque no le pilla el punto, o porque le cuesta mucho eso de lanzar, pues es justo lo que no viene bien el primer día de flyfishing. Sobretodo si ese primer día lo hace uno en solitario. Se va con valor y con muchas ganas, pero también con la mochila llena de temores. En mi mente cientos de líneas estudiadas: artículos, libros, tutoriales de internet; ¡y otras tantas horas de videos didácticos! Esto no puede fallar, ¡controlo la teoría!

Los primeros cinco minutos fueron muy desalentadores. Aquello era un churro, un trozo de cuerda inerte, sin fuerza, muerto… un desastre. En mi mente volaban las ideas relacionadas con la perdida de tiempo, esfuerzo y dinero. No es que esperase dominar el lance en el primer minuto… ¡pero es que aquello estaba muy lejos de parecerse a lanzar una mosca! En esos momentos, la determinación, las ganas y la ilusión tienen que tomar las riendas de nuevo, para volver a centrarnos, y recordar esas pautas básicas del lance: mover el brazo, no la muñeca, la aceleración, la parada… ¡pero sobretodo la espera! (aún no, todavía no cargues hacia delante… mejor pasarse un poco que anticiparse).

Si la parada brusca es fundamental para cargar de energía la línea y que ésta salga disparada, la espera lo es todo… puede suponer el total fracaso o el éxito rotundo. Ahora entiendo por qué Manuel Iglesias, en su libro El lance práctico en la Pesca a Mosca, recomienda al principiante – pero sin abusar – sobrecargar la caña con una línea de peso superior a la especificada en la caña (en mi caso, pues una #6 en lugar de #5), para que el novato pueda advertir sin lugar a dudas el momento en el que la línea, durante el lance trasero, se encuentra completamente estirada, suponiendo el fin de la espera y el comienzo de carga del lance delantero. Sin poder practicar con dicha sobrecarga, no queda más remedio que emplear la técnica visual – como Don Manuel obviamente también recomienda como algo necesario para el novato -, para ayudarnos a sincronizar el movimiento, a no anticiparse e incluso a afinar los sentidos para percibir ese leve tirón que la línea genera al final del lance trasero. Pues mano de santo… la luz al final del tunel, y la mosca proyectada, más o menos, donde se supone que debe de estar.

El resto de la sesión, superado el pozo inicial, se convierte en tremendamente productivo… Eso sí, hay que olvidarse de la pesca propiamente dicha… ya habrá tiempo. Ahora toca lanzar, lanzar y lanzar… probar a soltar línea, a ver como el lance arrastra la reserva que dejamos fuera del carrete, e incluso a atraverse con la tracción… ¡hasta la doble tracción! Por qué no… es la única forma, lanzar una y otra vez… fallar muchas veces, pero acertar otras no pocas. Incluso un poco de viento aparece en escena. Efectivamente, si nos entra por la izquierda, ¡todo más fácil!

Apenas unas horas de práctica, y mucho todavía por aprender y dominar pero, ni en la mochila ni en el chaleco, hay sitio ya para demonios. Ahora toca disfrutar del camino.