Etiquetado: tera

Cuaderno de Pesca: Tera 2017

Fecha: Abril de 2017
Lugar: Río Tera, Zamora (Castilla y León)
Objetivo: Salmo Trutta

La temporada truchera ha sido tremendamente irregular, tanto en lo personal —muy pocas jornadas— como en lo climatológico: ríos con poco caudal debido a la sequía, pero con aguas frías; un buen cocktail para tal vez explicar el comportamiento tan raro —apático— de los peces. Esta crónica en el Tera, de mediados de Abril, sigue al pie de la letra con este guión general de la apatía.

Una sola visita haría durante la temporada 2017 al río zamorano, y sería en un tramo hasta ahora desconocido para mí. El escenario era ideal para pescarlo “a seca”, pero el poco caudal había convertido en una gran tabla de aguas paradas la mayoría del curso. Eso, unido a no ver ninguna cebada en todo el día, hizo parecer al Tera un río “muerto” en superficie. Ante la imposibilidad de pescar siquiera “al agua”, recorrí todo el tramo de punta a punta —6km en total—, para localizar corrientes y pozas donde probar con las ninfas. Pocas fueron las posturas de este tipo en esta zona del río, aunque sería ahí donde dieron la cara las fario a cuenta de los perdigones. No muchas y de pequeño tamaño —alguna realmente preciosa— salvaron la jornada del bolo. La caja de las secas, intacta.

trucha del rio tera (zamora)

Fotografía: Pequeña trucha fario del río Tera / © David Díaz, 2017

Cuaderno de Pesca: Trout Season Opening 2016

Después de un par de semanas tras la apertura de la temporada truchera, eran muchas las ganas de poder acercarse al río para realizar los primeros lances del año a nuestras amigas las pintonas. Y si además, iba a ser probando esos montajes resultantes de la primera hornada del torno casero, pues doble ilusión…

Cuaderno de Pesca: «Breaking Good»

Río Tera - Breaking Good

Cuaderno de Pesca: Río Tera (EDS) – Zamora

Fecha: Mayo de 2015
Lugar: Camarzana de Tera, Zamora (España)
Objetivo: Salmo trutta
Equipo: Flyfishing

Crónica

En el EDS del Tera capturé mi primera trucha, gracias a una cucharilla Mepps dorada. No, no era un chaval imberbe con camiseta de Naranjito. Esto fue hace no mucho, peinando ya canas, apenas estrenando mi equipo de spinning (hace dos telediarios). Confieso sentir especial predilección por este maravilloso río, pero no por esa nostalgia o romanticismo de la primera vez. Ni tampoco por su – a mi parecer – gran belleza, aunque sin duda alguna ayuda, y mucho. Sino por como me ha castigado durante mucho tiempo, o tal vez sea más cierto decir, por todo lo que me ha exigido y yo no he sido capaz de dar.

Después de esa primera trucha vino otra, el mismo día, al anochecer. La recuerdo perfectamente; muy luchadora. Consiguió soltarse antes de llegar a la orilla. Y esa fue mi última captura en el EDS durante estos años. Desde entonces, este tramo localizado junto a Camarzana de Tera ha sido mi reino particular de los grandes bolos. Tanto todas las veces que volví a spinning, como todas aquellas otras, más recientes, en las que regresé a mosca. Llegaba a tener peces a mis pies, pero no al otro lado de la línea.

La desesperación crecía, aliviada solo al pensar que tal vez el problema era ajeno – conocido autoengaño, pero efectivo -. Hay pocas truchas, demasiada presión… Aún así, lejos de rendirme, insistía una y otra vez. Apenas unos días antes de esta última jornada en el Tera, un buen artículo – como es habitual – de Cul de Canard sobre el futuro de este tramo, junto con su sabio consejo de apostar por ninfas, me obliga a la reflexión. Aquella que te sugiere definir una estrategia, abordar el río de forma distinta, a no cometer los mismos errores, a no dar nada por sentado y huir de vicios. A no seguir la linde habitual.

Olvidar todo para aprender de nuevo. Tomar conciencia de que elegir entre ninfa o seca es en realidad una decisión independiente de nuestro antojo egoísta, que está por encima de nuestra vanidad, y que disfrutar de la jornada pasa inevitablemente por aceptar dicha realidad y actuar en consecuencia. En nuestra mano si está adaptarse a ella y disfrutar, o plegar el equipo y buscar otra postura, otro lugar, otro momento. Algo que no es trivial para los seres de una civilización que llevamos siglos haciendo justo lo contrario, adaptando el entorno a nuestras necesidades. La frustración vive entre esas dos tierras, y si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.

Y las truchas llegaron, a ninfa primero, y a seca después. Pequeñas todas, como la palma de mi mano la más grande, y sin embargo la satisfacción fue enorme. Tan pequeñas eran que, las que entraron seca, salían volando al clavar. Tan alta había sido la montaña a escalar en este escenario, que nunca antes peces tan pequeños me habían regalado tanto. Río a carcajadas, creyendo estar solo, pero tengo compañía. Un pescador veterano me observa desde la orilla, reflejando una extensa sonrisa:

– ¡Algunas vuelan! – le comento aún riendo.

– ¡¡Esas pequeñas tienen alas!! – me contesta a la vez que se despide con la mano y continua su marcha.

Es medio día y debo regresar. Al salir del agua otro pescador, sentado en la orilla está terminando su bocadillo. Un compañero mosquero de Valladolid que, apasionado por el Tera, me cuenta su experiencia. También ha disfrutado con estas pequeñas pero maravillosas truchas.

De camino al coche me cruzo con otro pescador. Parece frustrado, y me pregunta si yo he tenido suerte con alguna de «tamaño», mientras se asoma nervioso al río. «Grande no he visto ninguna», respondo, sin poder dejar de sonreír. Ni falta que me hace hoy. Mañana será otro cantar.

Resultado

De nuestro lado: 6 bravísimas truchas.

De lado del Tera: Nada, esta vez no pidió nada a cambio.

Conclusiones

Lo bueno: Romper la maldición. Alcanzar el punto de inflexión que inevitablemente no solo cambia mi percepción de este tramo, sino de la pesca a mosca en general.

Lo malo: Dicen que más vale tarde que nunca, pero aún así me quedo con la sensación de poder haber llegado a este resultado mucho antes. En cualquier caso, desde la distancia, y con más experiencia, todo parece más fácil.

 

Una imagen: El Tera

A su paso por «Camarzana de Tera», donde se encuentra el EDS, el río nos regala sin pedir nada a cambio. 

El sonido de las aves que amanecen junto a él resuena inevitablemente en mi memoria auditiva al contemplar esta imagen. Un billete de vuelta siempre disponible en mi teléfono móvil.

 Río Tera 

Peces a mis pies… pero nada más.

El río Tera es a día de hoy mi «bestia negra». El río donde peor resultado (más bolos) he obtenido hasta ahora durante las varias temporadas trucheras que llevo – no muchas, he de reconocer -. Tanto a spinning como a mosca, tan solo he llegado a clavar dos (a cucharilla ambas). El EDS es el tramo que más he visitado, y me empieza a cuadrar el hecho de encontrarme con solo un pescador, o ninguno, durante mis jornadas (casi todas en pleno fin de semana). ¿De verdad hay peces aquí?

Reconozco mi falta de experiencia, e intuyo que están curtidas en combate… las pocas que quedan. Porque ni siquiera las veo salir espantadas ante mi torpe avanzar por el cauce. Pero no me rindo, y seguiré intentándolo, porque en mi última escapada de la pasada temporada una descarada trucha llego nadando a mis pies (llevaba quieto unos minutos atando unas moscas…). Permaneció unos segundos, y cuando por fin decidí echar mano a la cámara, lo más sigilosamente posible, dio media vuelta para retirarse a toda prisa. Aun así sumergí la cámara, por tentar a la suerte de capturar algún fotograma, cuando pude ver que tenía otra visita a mis pies…

Cuaderno de Pesca: Truchas y Lucios en el río Tera

Pescando a Spinning en el Río Tera

Cuaderno de Pesca: Día #1

Fecha: Sábado 2 de Junio de 2012
Lugar: Río Tera, Zamora (España)
Objetivo: Investigar nuevos tramos en busca de truchas y lucios
Equipo: Spinning – Cucharillas giratorias y Artificiales duros (jerkbaits)

Crónica

Con la ilusión que siempre produce encaminarse a un lugar aún sin explorar por nuestros sentidos, dejando volar la imaginación mientras consultábamos por última vez el mapa, nos dirigimos hacia una zona libre del río Tera, donde las historias de pescadores locales hablaban de encuentros entre truchas y lucios de buen porte.

Nuestra primera toma de contacto con el río fue en una zona de corrientes moderadas producidas más por el estrechamiento del cauce que por la inclinación del terreno. Primer avistamiento nada más aproximarse a la orilla (nunca es suficiente la precaución): una estela en forma de flecha rasgaba la superficie, sin demasiadas prisas y apenas a medio metro de nuestras botas, abandonando la orilla de no más de un palmo de profundidad. Nuestra apuesta por un «lapicero». Río arriba una tabla, así que decidimos comenzar ahí mismo y descender siguiendo la corriente.

La margen derecha en la que nos encontramos nos permitió orillar con total facilidad, si bien bajados unos 150 metros, coincidiendo con una bifurcación de las aguas, el vadeador se hizo necesario para continuar descendiendo con facilidad. La alternativa pasaba por atravesar una senda ciertamente enmarañada de ramas; fue incómodo pero posible. Será en ese encuentro entre la corriente que se bifurca y las aguas paradas del remanso de la curva donde se presentó el primer aspirante a lucio del día.

Una vez «agotadas» la expectativas de ese tramo nos dirigimos río arriba, unos 2km aproximadamente, donde encontramos un pequeño acceso a una bonita zona de corrientes en la que el río quedaba dividido por una pequeña isla. Sería en este rincón donde por fin hizo aparición la deseada trucha. ¡Foto y al agua! (bueno, en este caso vídeo). Sin embargo nuestras ansias exploradoras nos llevarían todavía más arriba del río, para intentarlo en la parte final de una gran tabla donde, tal y como habiamos imaginado, encontraríamos al segundo aspirante a lucio del día. Y como no hay dos sin tres, otro más haría aparición, pero tan solo lo justo para «robar» con un certero corte del bajo de línea una cucharilla color cobre que buscaba truchas…

Resultado

De nuestro lado: 2 Lucios y 1 Trucha

Por parte del Río Tera: 3 cucharillas y 2 rapalas

Conclusiones

Lo bueno: Descubrimos un bonito paisaje donde poder disfrutar tanto de corrientes como de tablas.

Lo malo: Tal vez tuvimos nosotros un mal día, pero las picadas fueron muy pocas. Me gustaría pensar que no como consecuencia directa de ser un tramo libre.