Motivo número 1 para la «Captura y Suelta»
¿Por qué devuelves los peces? ¿Qué sentido tiene ir a pescar si no te los llevas a casa?
Desde que he decidido seguir el camino de la captura y suelta, estas preguntas son las que más realizan de entre quienes me rodean. Lo sorprendente es, que la mayoría de ellas, no son pescadoras. Y nunca lo han sido. Tal vez el primer obstáculo que encuentra este movimiento conservacionista es la propia sociedad. Asumimos, y también transmitimos, que la pesca tiene el claro objetivo de capturar peces para comerlos. Es así de simple, porque siempre ha sido así durante siglos. No hay nada que reprochar, ni nada de lo que arrepentirse. Pero la realidad de nuestros ríos y mares no puede estar al margen de nuestras acciones.
Dependiendo del interlocutor, el momento y las ganas uno se explaya más o menos con su lista de motivos; su propio ideario. Pero en cualquier caso, son tantas las razones que podemos esgrimir aquellos que hemos decidido tomar este camino, que he creído interesante ir publicando en este blog aquellos testimonios que encuentro; libros, revistas, internet, compañeros de afición…
He querido empezar con un extracto de Barbos, carpas y otros ciprínidos con mosca de Ángel Luis Delgado Cortés, libro editado por Tikal que acompaña al último número de Trofeo Pesca. No he comenzado a leerlo, en el sentido estricto de la palabra, pero me he permitido el lujo de perderme unos minutos por sus últimas páginas. Este es el motivo de su autor:
Necesito pensar que ya nadie, en esta España del 2000, necesita comer de lo que le da el río, pues sólo eso podría justificar el terminar con la vida de un hermoso pez. Quiero pensar, necesito creer que mis hijos disfrutarán de una naturaleza que conviva en armonía con el hombre, y deseo que este libro, aunque mínimamente, contribuya a que algunos aprendan a amarla mientras pescan.