De garantías, cañas y reclamaciones

Internet es una perfecta plataforma para expresar opiniones. Y aunque estoy totalmente de acuerdo con aquello de «las opiniones son como los culos, tod@s tenemos uno«, hay que admitir que nos gusta – al menos a mí – conocer lo que al personal se le antoja.

Lifetime Warranty

El problema de la red – en realidad de sus usuarios -, es que generalmente está más presente la crítica negativa, la queja, el «que se enteren todos de lo malo». No abundan, aunque los hay, los ejemplos contrarios. Y ciertamente el esfuerzo físico e intelectual es llanamente el mismo, pero las ganas… eso es otra cosa. Cuando de desahogarse, de vengarse se trata, la iniciativa es total. Reconocer el buen trabajo, el buen hacer y maneras correctas lo damos por sentado con demasiada facilidad.

No voy a presentarme como el paladín del elogio, pero creo que el esfuerzo de este artículo está justificado principalmente por su final feliz, contra todo pronóstico, cuando faltó literalmente «el canto de un céntimo» para haberme dejado llevar por la auto-resignación (auto-censura autóctona a la protesta) y no haber iniciado el proceso de reclamación. Y segundo porque es justo reconocer a quién, a pesar de las reticencias iniciales, termina por ser honesto, aceptar lo que debe ser, sin trampa ni cartón, como marca la ley, y como espera un cliente (que no siempre son la misma cosa).

  • El problema: que se rompa el tramo superior de tu caña intentando sacar la lubina de tu vida (la mía claro) cuando ésta encarrila hacia las rocas cual misil… con un bajo de monofilamento del 0.20mm, por muy apretado que esté el freno, no es desde luego lo que espera uno… ¿no debería haberse roto el bajo?
  • La solución inmediata: Tras aliviar la frustración y la rabia vía Twitter (así), ir a la tienda local a comprar la caña más barata – marca «Acme», 2.70m, potencia (atención, máxima credibilidad) 2-50gr y de acción «vaya usted a saber»… ¡¡que más quieres por 12 euros!! Cumplió su cometido y salvo la campaña vacacional de verano, capturas incluidas!
  • La solución de verdad: Comprar nueva caña o «tirar» de garantía. Porque claro, la garantía, aunque de por vida, no es gratuita. Reponer la pieza sin mediar pregunta alguna tiene sus gastos de «gestión», de manipulación, procesado, lo que estime oportuno el fabricante. No tengo nada en contra, creo que es una gran alternativa… pero cuando ese coste es de aproximadamente el 45% del precio total de la caña, pues no es muy rentable el negocio… o al menos hace que uno se lo piense. En el caso de las cañas «tope de gama», con los precios que se gastan, pues entonces sin duda compensa reinvertir esa cantidad – que supone el 10-15% del valor total – y seguir dándole vida a nuestra amiga.

Pero claro, uno no se queda tranquilo cuando la rotura parece un tanto extraña. Más aún cuando la caña no tiene ni siquiera un año… ¿por qué voy a tener que pagar al fabricante? ¿Esto no es lo que se dice, un producto defectuoso? Oiga, que nos olvidamos del vendedor… que bajo la Unión Europea, la legislación obliga a proporcionar una garantía de dos años al comprador… garantía que es OTRA COSA distinta a la del fabricante, que no son excluyentes. Pues habrá que comentar el caso con el vendedor… ¿o paso? Puff, si ya se como va a terminar esto… voy a ir eligiendo nueva marca… o no, que demonios.

Yo: Se me ha roto la caña que os compré de forma un tanto extraña, y apenas tiene un año.

Vendedor: Habla directamente con el fabricante, te da garantía de por vida.

Yo: Ya, pero me cuesta dinero… y claro, esto… como se lo digo… es que según la legislación vigente, usted debe ofrecerme una garantía durante los dos primeros años para defectos de fabricación. Vamos, digo yo, que como mínimo debería usted hacer la gestión, ¿no? Y esto… verá, es que creo que es un problema derivado de un defecto, debería reponerse el tramo de forma gratuita… quiero decir, sin coste para mí.

Vendedor: OK, no hay problema, pero el fabricante revisará el tramo para determinar si ha sido un problema de la caña o de mal uso. Envíenos el tramo roto y lo gestionamos nosotros con el fabricante.

Y este es el quid de la cuestión… Es muy, muy, muy difícil en determinados productos saber si el problema viene derivado de un defecto de fabricación y/o materiales… y mucho más si de una caña rota se trata. Bueno, no perdía nada porque ya tenía claro que no iba a pagar la garantía…

Efectivamente, ya lo dije antes, el final fue feliz. Puedo seguir disfrutando de mi literalmente seminueva Greys Prowla Drop Shot. No se si a Harris le costó algo el trámite, nunca me lo dijo. Un simple «Greys te enviará directamente un tramo nuevo» fue toda comunicación. El albarán de Greys desde luego indicaba coste cero, pero que más da eso. Estoy feliz por tener mi caña. Estoy contento por el trato recibido, tal vez algo frío… pero correcto, que es lo que importa. Y mucho más cuando uno compra online, y más aún cuando es en tierra extranjera. Una combinación que en ocasiones – y con motivos – se viste con el hábito del riesgo, una apuesta más que una compra normal y corriente… cuando uno tiene que hacer uso de garantías, devoluciones o reclamaciones.

Tienda nacional, tienda extranjera, tienda física, tienda virtual… algunas buenas, otras no tanto, pero eso dependerá siempre de las personas que están detrás del negocio. Porque una cosa está clara, por mucha garantía del vendedor o garantía de fabricante que haya, sin la voluntad de ambos yo no tendría otra vez la caña, y no estaría hoy escribiendo esto, sino lo contrario.

Bien por Greys. Bien por Harris SportsMail. Se merecen la crítica, la positiva en esta ocasión.

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