Cuaderno de Pesca: Coto de Priaranza (León)

Fecha: 14 de Mayo de 2016
Lugar: Río Duerna, León (Castilla y León)
Objetivo: Salmo Trutta
Equipo: Flyfishing

Nivel – 0,62 m (mínimo 0,12 m – máximo 2,08 m)
Caudal – 8,57 m3/s (mínimo 0,17 m3/s – máximo 108,27 m3/s)

Crónica

En plena mitad del mes de Mayo, la meteorología seguía sin dar mucha tregua en la zona norte del país. Ríos desbordados por las abundantes lluvias y los consecuentes desembalses. Sin embargo el coto de Priaranza, en León, ya lo había elegido para el 14 de Mayo tras el sorteo de principio de año. Quién iba a imaginar que a esas alturas el clima pudiera jugar tanto en contra. Así que con poco más que perder, salvo el tiempo, allí que fui haciendo caso omiso a las recomendaciones de los que conocían bien el estado de los ríos leoneses.

Con el Esla y el Órbigo totalmente desbordados, cruzaba los dedos de camino a Priaranza, esperando que los datos reportados por el SAIH del Duero la noche anterior pudieran corroborar que, aunque el río iba alto, estuviera en opciones de ser pescado, pues los datos se alejaban mucho de los máximos anuales reportados. Así que nervios durante el viaje de ida, deseando poder asomarme al puente de Priaranza y comprobar de primera mano el caudal y color de las aguas. Tampoco es que ciertamente pudiera comparar, pues era la primera vez que me acercaba a los ríos leoneses… así que primera vez en León, en el Duerna y en el coto de Priaranza. Tras aparcar, un vistazo rápido me tranquiliza… el río va ciertamente alto como para vadearlo tranquilamente, pero las aguas bajan cristalinas.

Río Duerna

Las pozas del Duerna ofrecieron las mejores posturas de la jornada

Como cualquier nueva visita a un tramo desconocido, priman para mí a partes iguales tanto la pesca como la exploración del río para futuras ocasiones. Así que intento no perder demasiado tiempo en forzar posturas, pues vadear el río es complicado debido a la fuerza de la corriente, por no hablar de la velocidad a que las ninfas surfeaban río abajo. Me centro pues en investigar y localizar pozas donde tener alguna opción, allí donde la velocidad de la corriente disminuye. Así que a partes iguales tanto el pescar como el andar.

Sería en la cola de una poza cuando conseguiría la primera captura, con una ninfa oreja de liebre llevada al fondo, justo al comenzar la alzada al final de la deriva. La pintona demostraría la fama que las precede, una tremenda lucha y fuerza para nada esperadas en un tamaño tan contenido. Doble alegría además al salvar con ella el bolo previsto (nada como bajar las expectativas para conseguir grandes recompensas).

Trucha del Duerna - Coto de Priaranza

Estas pequeñas serían las únicas en dar la cara: bonitas y muy luchadoras

Pocas alegrías más sin embargo, las aguas estaban muy frías y había muy poca actividad por parte de los peces. Por supuesto nada en superficie y, bajo el agua (la única opción que parecía viable desde luego), no demasiadas picadas. Las pocas que habían se obtenían después de repetir (y mucho) varios lances buscando llegar al bien al fondo. Estaba claro que no iban a moverse ni un solo centímetro para atrapar mis imitaciones… y solo reaccionaban cuando el artificial pasaba por delante de sus narices, literalmente.

Tan solo otra más, de similares proporciones, fuerza y resistencia, conseguiría llevar a la sacadera. Si las circunstancias ya eran difíciles de por sí, tuve también uno de esos días malos en los que se está poco fino, llegando a perder hasta seis truchas cuando ya iban de camino hacia mi.

Trucha del Duerna - Coto de Priaranza

Hermosa trucha del Duerna que esperamos que tenga una larga vida por delante.

No terminaría la jornada así sin más, y puedo decir que tuve la suerte de conocer de primera mano la historia pasada del Duerna a su paso por Priaranza, de mano de un vecino de 90 años recién cumplidos el pasado mes de Abril, que me haría compañía en el área recreativa, mientras recogía los bártulos (la única persona que vi en todo el día). Historias de cuando el puente actual no existía, y todos los años prácticamente había que reconstruir el que había entonces, de madera, ya que solía venirse abajo año tras año. Y de como él mismo participó en la construcción del actual (1957), y de como las truchas se veían de tres en tres por todo el río. Unas truchas tal vez malditas por vivir en un uno que casi pierde su agua en verano, quedando tan expuestas como para ser pescadas a mano, literalmente. Más aún cuando vinieron “de otros pueblos, a pescarlos con eso de limpiar las cocinas”.

– “Yo jamás vi así ningún río… y no creo que lo vaya a ver nunca»
– “Una pena, si. Se lo cargaron»

Resultado

De nuestro lado: 2 truchas preciosas y peleonas + otras tantas 6 que dejarían en evidencia mis aptitudes para conducirlas a la sacadera.

De lado del Ebro: Una nada despreciable cantidad de energía la exigida para poder investigar el Duerna y buscar las posturas disponibles a lo largo de él cuando no es fácil vadearlo.

Conclusiones

Lo bueno: Descubrir un nuevo río, y tener la suerte de haber elegido en el sorteo, sin saberlo, un destino no tan afectado por las crecidas como el resto, habiendo incluso sido capaz de salvar el bolo.

Lo malo: Aguas altas, frías y poca actividad. Aunque muy bien comparado a la situación del resto de ríos leoneses, no deja de ser poco más que un consuelo: pescable, pero lejos de estar en un momento óptimo.

Río Duerna - Coto de Priaranza (León)

Las aguas bajaban un poco altas y la corriente era más de la deseada, pero afortunadamente pescable.

Un Comentario

  1. Mario GC

    Buenas David, pues casualmente hemos estado en Priaranza de la Valduerna todo este fin de semana visitando a un buen amigo que tenemos allí y de paso echamos una varadas en lo libre. Es un río precioso pero muy técnico, de los pocos con truchas puras 100%,

    saludos!

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  2. PescataMinuta

    Ánimo David, esto es la pesca a mosca. Atas cabos para que el día elegido en el sorteo sea el propicio y cuando llega y termina la jornada sabe a poco porque alguno de los elementos no acompaña…. una pena!!! El sitio muy bonito, al igual que las dos truchitas. El relato como siempre, muy interesante. Un abrazo!

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